Alba y Ocaso

Esta es una historia que algunos podrán definir como rara ó quizás habrá quienes como yo piensen que simplemente es terrible.
Ocaso es un tipo parecido al del caso "No sabe como actuar" que presentara en este blog nuestra amiga Gataflora. Solo que este tiene otros ribetes.
Como les decía, Ocaso es un soltero de 44 años, que si bien vive solo, cada tanto pasaba unas temporadas en casa de madre. Digo pasaba, porque la anciana a la que hacía referencia, partió de este mundo hace unos meses luego de una escala en un asilo, posterior a sufrir un ataque.
Ocaso es pelado, panzón, de mirada perdida y pocas palabras. Bastante corto, como para ampliarla un poco. Trabaja en el mismo lugar desde hace 20 años y es de esos empleados que no conocen siquiera el significado de la palabra proactividad.
Todos los días aparta un poco de trabajo, cada día la misma cantidad, y a eso se dedica. Si el teléfono sonó lo suficiente y nadie lo atiende, Ocaso procede. Si le piden algo, lo hace. Solo a expensas del trabajo que tenía que hacer durante esa jornada.
Un día de verano, hace como dos años atrás, de repente y sin que ninguno de nosotros sus amigos supiera nada, se apareció en la pileta del club de la mano de una mujer despampanante. En todo sentido. Alta, linda, culta, agradable. La presentó como Alba, su novia. Que es una sicóloga de Catamarca y la conoció "de casualidad" en un viaje que hizo. Dicen que fue amor a primera vista, que se vieron y se gustaron, que están juntos desde aquel día y que no han podido separarse más que para volver a sus obligaciones. Que de lunes a viernes cada uno está en su ciudad y que viajan a verse todos los fines de semana. Que para que sea justo viaja una vez cada uno, pero que están pensando en irse a vivir juntos ya que no hay impedimentos y que tal vez sea ella la que se mude porque es económicamente independiente.
Todos quedamos de una pieza, sin poder decir nada, porque nada había para decir. Era raro, muy raro.
Y así, sin decir más que lo que ya habían dicho, Alba se mudó de su Catamarca natal al departamento de Ocaso.
Como suele ocurrir en estas ocasiones, Ocaso desapareció un tiempo de los lugares que solía frecuentar, pero bueno, todos decíamos que con tremenda mina hubiéramos hecho lo mismo. Que estará aprovechando el tiempo perdido, que estarán conociéndose. Y no faltó el que dijo que si la mina es sicóloga haría un master usándolo para la tesis.
Los vimos un par de veces más en uno que otro boliche ó en algún restó. Pero no más que eso.
Hoy volví a verlo. Estaba con ropa de oficina. Una camisa arrugada, incluso con las marcas de la soga adonde había sido colgada sin palitos. La mirada perdida como nunca. Mucho, mucho más flaco.
Se fue, me dijo. Se fue y me dijo que gracias, que habían sido dos años muy provechosos para ella, que haberme conocido había sido un gusto y que se llevaba el mejor de los recuerdos. Que la disculpara pero este no es su lugar y tiene que seguir trabajando.