miércoles, 9 de junio de 2010

Cuatro Cuartos

Lean esta historia que me llegó:



Hola. Mi nombre es Carlos, tengo 37 años y soy camionero. Vivo en San Antonio de los Cobres en Salta, con mi mujer y cinco hijos varones. Mi mujer es maestra y mis hijos están entre pre y adolescentes. Marta es la mujer ideal, trabaja, cocina, se ocupa de la casa y los chicos y me hace muy feliz. Por mi trabajo, viajo por la ruta 40 desde mi pueblo en el que está la empresa que me contrata hasta Gobernador Gregores en Santa Cruz. Mis viajes duran hasta 20 días y tengo paradas en casi todas las provincias por las que cruzo. Los que conocen la 40 saben que el paisaje es por momentos bastante inhóspito y uno se pone medio mal. No veo la hora de llegar a mis destinos para ver gente y para encontrarme con quienes además son mis afectos. Tengo una parada de dos días en Belén de Catamarca. Allí paro en lo de una amiga que me recibe en su casa y en su cama. Celeste es un ser maravilloso que me espera cada vez que ando por ahí con una casa limpia y tranquila y con las mejores empanadas que he comido en mi vida y eso que soy salteño. Es morocha, tranquila, y tiene un almacén de ramos generales. Su afecto hacia mí me llena el alma y me hace desear volver a verla cada vez que paso por allí donde paro a la ida y a la vuelta. Aunque sabe que soy casado, no me pide nada. Solo que pase y me quede con ella.
Tengo otra parada importante en Zapala, Neuquén. El lugar es muy agreste, mucho viento y se siente la soledad. Allí conocí a Cecilia, una trabajadora social que luego de haber sido despedida de una petrolera, ingresó en una ONG que ayuda a familias sin recursos a aprender a emprender. Vino de México con la petrolera y se quedó a vivir. Es un encanto. Cuando la conocí nos enamoramos rápidamente. Tenemos una hija de dos años que es igualita a ella. Guadalupe. Sabe que estoy de paso por su vida algunos días al mes y lo acepta.
Pero esto no termina acá, como acá no termina mi viaje. Llego hasta Gobernador Gregores en Santa Cruz, y en el camino está Río Mayo en la provincia de Chubut, un pueblo ovejero con un paisaje llano, de valle. No hay casi nada, excepto que allí está Mario, un artesano homosexual muy masculino que alterna su vida entre la granja de su familia, la confección de artesanías en madera y cuero y en recibirme a mí en su cabaña donde me quedo 4 días cada vez que voy. Es un lugar para descansar y Mario en esos días deja todo para estar conmigo. Nos quedamos en su casa, cocinamos cordero, tomamos vino y hacemos el amor como no lo hago con las tres mujeres que tengo antes de llegar a él. Es el único que sabe todo acerca de mí y me respeta y acepta tal como soy. Somos amigos y somos amantes. A veces creo que mi corazón, que está partido en cuatro cuartos, pertenece solo a él.
Esta puede parecer una historia increíble, pero es la historia de muchos camioneros a lo largo de las rutas de este país. Creo que soy feliz. Cuatro personas me quieren. Con dos tengo hijos y con todos estoy y a todos los quiero.

miércoles, 2 de junio de 2010

Por respeto a Juan

Hola, me llamo Caro. Hace 3 años que estoy casada con Juan, a quien quiero mucho (no tenemos hijos). Nuestra relación siempre fue mucho amor y poco respeto, sufrí mucho pero también fui (y soy) muy feliz. Hace menos de un año conocí a Rubén, en quien no me fijé de entrada, incluso recuerdo que me resultó muy antipático el día que lo conocí. Pero todo cambió cuando empecé a conocerlo mejor, es el hombre más divino que se me cruzó, me muero por estar con él, y sólo le he permitido robarme unos besos, por respeto a Juan. Les escribo por que tengo muchas ganas de estar con Rubén pero no quiero dejarlo a Juan, entonces nunca voy a poder estar con él. Separarme es una idea que me ronda hace rato, pero me da miedo estar dando el paso equivocado por que de verdad lo quiero mucho. Tengo miedo de equivocarme, estoy sufriendo como nunca y no tengo nadie con quien hablarlo. Además no sé que le diria a Juan sobre nuestra separación, porque de todos los problemas que tuvimos últimamente él fue haciendo cosas muy lindas por mí. Decirle que no lo amo más seria mentirle. Tampoco quiero lastimarlo así. Gracias Totales. Caro.